dimanche 25 mars 2012

BENI, ¿ACASO FUNCIONÓ ALGUNA VEZ EL COMUNISMO?

Tomado del sitio :    www.nuevoaccion.com


BENI, ¿ACASO FUNCIONÓ ALGUNA VEZ EL COMUNISMO?
 (3-25-12-5:00PM)
Por Andrés Pascual 
A los PAPAS no hay que explicarles nada sobre absolutismo de tiranías dictatoriales, antes que el caso cubano, conocieron bien el europeo.
Lo que resulta significativo de todo lo dicho sobre Cuba por el Beni (el # XVI, no el cantor de Santa Isabel) incluso de lo que dirá cuando llegue allá, es que “en Cuba ya no funciona el marxismo”, porque, sin margen a dudas, entrelíneas se debe entender como que el tipo supone que alguna vez funcionó. Son gazapos ideológicos inadvertidos por confusión para algunos, adrede por simpatizantes abiertos, o por un resto que no es capaz de relacionar lo bueno con mamey.
Yo siempre he entendido al comunismo como la normativa perfecta para que cierto tipo de elemento (asesinos, ladrones, vagos, traidores…) se apropien de un país y sepan cómo hacerlo “sin salideros”; es decir, una especie de guía para esclavizar con base en el robo de todo, pero estructurado sobre un código criminal único, creado al efecto por Marx y Engels y perfeccionado por Lenin, incluso una vez le escuché decir a un chupatintas en Cuba que “Fidel le  había hecho un gran aporte al leninismo (ni marxismo dijo) porque obligó a los soviéticos a apoyar la lucha armada de los pueblos”, yo no sé si tenía razón o no, pero lo dijo Gaspar Jorge García Galló, una de aquellas mentalidades grises que escribieron tratados políticos sobre “la superioridad del socialismo sobre el capitalismo”, creo que ya murió, pero hubiera sido entretenido escuchar su opinión por los acontecimientos de los últimos 22 años en el mundo.
¿Castro era comunista antes de apoderarse del país? Por supuesto, el guión le venía como anillo al dedo, porque indicaba todos y cada uno de los pasos obligados para someter a Cuba y apoderarse hasta del aire, con un código de injusticia creado al efecto que incluía la pena de muerte y la aplicación de largas sanciones por el hecho de luchar por la patria y por la propia libertad individualmente.
El tirano no podía alinearse con el bloque democrático, a fin de cuentas, como que los americanos hablaban mucho de libertades y de elecciones libres, era un obstáculo insalvable para lograr su objetivo, entonces los rusos, que también pertenecían a la Academia que pregona que “los hombres son iguales”, sin explicar nunca que “unos más que otros”, lo acogieron como miembros pleno de la peor asociación de criminales de la historia, cuyo reconocimiento, por mezquinos y cobardes intereses de todo tipo llegó tan lejos, que fueron (son) pieza fundamental en el desarrollo del más inoperante y corrupto organismo internacional de la historia: Naciones Unidas.
El Papa puede decir en Cuba lo que quiera, la prensa internacional puede comenzar una campaña de aprobación con respecto a lo que significó en “el segundo rescate de la Fe” de la magnitud que sea (el primero se lo agradecen a Juan Pablo); pero, la realidad es que al templo regresaron algunos que lo habían abandonado por la reunión del CDR, de la FMC, incluso por la del PCC, para ver qué le podían “tumbar” a Caritas, si no hay Caritas repartiendo, no hay gente en la iglesia; a fin de cuentas, hay 100 “santos hechos” por cada un miembro arrepentido o nuevo de la Iglesia, con vaya usted a saber cuántos trabajando para el G-2.
Es una falta de respeto que el Papa haya dicho que “el marxismo ya no funciona en Cuba”, porque, de cierta forma, quizás esté sugiriendo que los males del pueblo cubano se deben a la desintegración del Pacto de Varsovia, peor aún, por la imposición del embargo al régimen tiránico que la desangra, hoy tanto como hace 50 años.
El Papa no tiene ninguna forma de quedar bien por lo que diga en la Isla, solo si hubiera rechazado el viaje político encubierto en “misión peregrina como devoto de la Caridad del Cobre”, que no es sino un reconocimiento al castrismo y de apoyo a la iglesia sometida al régimen, hubiera sido digno de tenerse en cuenta, como influencia generosa, para empeños mayores con respecto al reclamo de la libertad de opinión, tanto religiosa como política, a través del levantamiento que emancipe al país.


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