dimanche 24 juillet 2011

LOS VIEJOS LEONES VAN DESAPARECIENDO.Muere el arzobispo Pedro Meurice

LOS VIEJOS LEONES VAN DESAPARECIENDO.

Los  viejos leones van desapareciendo  cuando mas falta les hacen a nuestra sufrida nacion.
 
Vemos ,que al llegar  casi 52 años de vivir la mas larga tragedia y supresion de todo Derecho Civico , de represion de  la mayor parte de los Derechos Humanos  y de las mas elementales libertades  , se nos va uno de esos bravos cubanos  de los que  sin temor a las repercusiones, levanto su voz noble y llena de hidalguia ante el Santo  Padre, Juan Palblo II,  para condenar  la tirania que aherroja a los cubanos  por mas de medio siglo, para  pedir la libertad y la democracia para el pueblo de Jose Marti .

 
El Arzobispo de Santiago de Cuba, rev. Pedro Meurice  ha desaparecido de este mundo terrenal  llenando de  consternacion y tristeza  ,a la vez a todo el pueblo cubano . Y los cubanos creyentes en Dios, rogamos  por que su alma benemerita repose en Paz y que el Supremo le tenga deparado su lugar en la Eterna Gloria Espiritual . 

 
Ante  su desaparicion , hay que  notar , que en estos ultimos  tiempos, la iglesia Catolica Cubana ha sido poco consecuente con la posicion  de los pocos  valientes servidores que  tiene en su seno,  como el rev. Padre Jose  Conrado    y el difunto Arzobispo  Rev. Pedro Meurice.
Por esa misma razon es que el rendirle honores  ,aun postumos, es  no solo  nuestro deber, sino un gesto de  agradecimiento por  los que han salido a defender la causa justa , que tantisimos  cubanos no han  sabido apoyar ,ni defender Ñ la libertad y Democracia para Cuba.
EPD  el Arzobispo de Santiago , Pedro Meurice 
Pedro Martori

 
AQUI DEBAJO  EL DISCURSO DEL ARZ. REV. PEDRO MEURICE 

QUE APARECE EN EL BLOG CITADO AQUI DEBAJO.


Muere el arzobispo Pedro Meurice

 
jueves 21 de julio de 2011

 
http://amanecerenlahabana.blogspot.com/2011/07/muere-el-arzobispo-pedro-meurice.html
 

Ha muerto en Miami Pedro Meurice, el arzobispo Cubano que tuvo el valor de decir lo que millones de Cubanos no se han atrevido a pronunciar. Meurice falleció luego de varios meses de hospitalizacion. Según informo Radio Marti, "en todas la parroquias de Santiago de Cuba repicaron las campanas en su memoria. Afirmaron también que Meurice será repatriado a Cuba para ser enterrado en la tumba de los obispos del cementerio Santa Ifigenia.
Palabras pronunciadas por Mons. Pedro Meurice, Arzobispo de Santiago de Cuba.


Misa del papa Juan Pablo II en la Plaza Antonio Maceo
24 de enero de 1998

 
Santísimo Padre:

 
En nombre de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba y de todos los hombres de buena
voluntad de estas provincias orientales le doy la más cordial bienvenida.
Esta es una tierra indómita y hospitalaria, cuna de libertad y hogar de corazón abierto.
Lo recibimos como a un Padre en esta tierra que custodia, con entrañas de dignidad y
raíces de cubanía, la campana de la Demajagüa y la bendita imagen de la Virgen de la
Caridad de El Cobre.

 
El calor de Oriente, el alma indomable de Santiago y el amor filial de los católicos de
esta diócesis primada proclaman: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Quiero presentarle, Santo Padre, a este pueblo que me ha sido confiado. Quiero que Su
Santidad conozca nuestros logros en educación, salud, deportes..., nuestras grandes
potencialidades y virtudes, los anhelos y las angustias de esta porción del pueblo
cubano.

 
Santidad, este es un pueblo noble y es también un pueblo que sufre.
Este es un pueblo que tiene la riqueza de la alegría y la pobreza material que lo
entristece y agobia casi hasta no dejarlo ver más allá de la inmediata subsistencia.

 
Este es un pueblo que tiene vocación de universalidad y es hacedor de puentes de
vecindad y afecto, pero cada vez está más bloqueado por intereses foráneos y padece
una cultura del egoísmo debido a la dura crisis económica y moral que sufrimos
Nuestro pueblo es respetuoso de la autoridad y le gusta el orden pero necesita aprender
a desmitificar los falsos mesianismos.

 
Este es un pueblo que ha luchado largos siglos por la justicia social y ahora se
encuentra, al final de una de esas etapas, buscando otra vez cómo superar las
desigualdades y la falta de participación.

 
Santo Padre: Cuba es un pueblo que tiene una entrañable vocación a la solidaridad, pero
a lo largo de su historia, ha visto desarticulado o encallados los espacios de asociación y
participación de la sociedad civil, de modo que le presento el alma de una nación que
anhela reconstruir la fraternidad a base de libertad y solidaridad.

 
Quiero que sepa, Beatísimo Padre, que toda Cuba ha aprendido a mirar en la pequeñez
de la imagen de esta Virgen Bendita, que será coronada hoy por su Santidad, que la
grandeza no está en las dimensiones de las cosas y las estructuras sino en la estatura
moral del espíritu humano.

 
Deseo presentar en esta Eucaristía a todos aquellos cubanos y santiagueros que no
encuentran sentido a sus vidas, que no han podido optar y desarrollar un proyecto de
vida por causa de un camino de despersonalización que es fruto del paternalismo.


Le presento además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria
con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas
décadas, y la cultura con una ideología. Son cubanos que, al rechazar todo de una vez
sin discernir, se sienten desarraigados, rechazan lo de aquí y sobrevaloran todo lo
extranjero. Algunos consideran esta como una de las causas más profundas del exilio
interno y externo.

 
Santo Padre: Durante años este pueblo ha defendido la soberanía de sus fronteras
geográficas con verdadera dignidad, pero hemos olvidado un tanto que esa
independencia debe brotar de una soberanía de la persona humana que sostiene desde
abajo todo proyecto como nación.

 
Le presentamos la época gloriosa del P. Varela, del Seminario San Carlos en La Habana
y de San Antonio María Claret en Santiago, pero también los años oscuros en que, por
el desgobierno del patronato, la Iglesia fue diezmada a principios del siglo XIX y así
atravesó el umbral de esta centuria tratando de recuperarse hasta que, en la década del
50, encontró su máximo esplendor y cubanía. Luego, fruto de la confrontación
ideológica con el marxismo-leninismo, estatalmente inducido, volvió a ser empobrecida
de medios y agentes de pastoral pero no de mociones del Espíritu, como fue el
Encuentro Nacional Eclesial Cubano.

 
Su Santidad encuentra a esta Iglesia en una etapa de franco crecimiento y de sufrida
credibilidad que brota de la cruz vivida y compartida. Algunos quizás puedan confundir
este despertar religioso con un culto pietista o con una falsa paz interior que escapa del
compromiso.
Hay otra realidad que debo presentarle: la nación vive aquí y vive en la diáspora. El
cubano sufre, vive y espera aquí y también sufre, vive y espera allá fuera. Somos un
único pueblo que, navegando a trancos sobre todos los mares, seguimos buscando la
unidad que no será nunca fruto de la uniformidad sino de un alma común y compartida
a partir de la diversidad.

 
Por esos mares vino también esta Virgen, mestiza como nuestro pueblo. Ella es la
esperanza de todos los cubanos. Ella es la Madre cuyo manto tiene cobija para todos los
cubanos sin distinción de raza, credo, opción política o lugar donde viva.

 
La Iglesia en América Latina hizo en Puebla la opción por los pobres, y los más pobres
entre nosotros son aquellos que no tienen el don preciado de la libertad.

 
Ore, Santidad, por los enfermos, por los presos, por los ancianos y por los niños.
Santo Padre: Los cubanos suplicamos humildemente a su Santidad que ofrezca sobre el
altar, junto al Cordero Inmaculado que se hace para nosotros Pan de Vida, todas estas
luchas y azares del pueblo cubano, tejiendo sobre la frente de la Madre del Cielo, esta
diadema de realidades, sufrimientos, alegrías y esperanzas, de modo que, al coronar con
ella esta imagen de Santa María, la Virgen Madre de nuestro Señor Jesucristo, que en
Cuba llamamos bajo el incomparable título de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre,
la declare como Reina de la República de Cuba.

 
Así todas las generaciones de cubanos podremos continuar dirigiéndonos a Ella, pero
con mayor audacia apostólica y serenidad de espíritu, con las bellas estrofas de su
himno:"Y tu Nombre será nuestro escudo, nuestro amparo tus gracias serán". Amén.

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Escrito por ~Zurama Luisa Johnston~ a las 10:07 

etiquetas arzobispo, comunismo, cuba, derechos humanos, pedro meurice,Santa Ifigenia, Santiago de Cuba

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